Muchas son las veces en las que aburrido los fines de semana que acudía a mi casa en el campo, me sentaba en las frescas noches de verano a contemplar las estrellas. Me tumbaba, a veces en el suelo de la parcela que nos hacia de campo de fútbol, otras veces en una zona que teníamos para charlar que por esas fechas solía contener hierba lo suficientemente mullida como para estar cómodos, me colocaba los Walkman con alguna cinta chula de Mike Oldfield o Jean Michelle Jarre (por esas fechas no existían los reproductores de Mp3), y contemplaba las estrellas en las oscuras noches del campo.
La ciudad no nos suele ofrecer noches bellas, en las que el manto moteado de luces se extiende sobre tu cabeza sin encontrar el más mínimo signo de contaminación lumínica pudiendo observar las fases lunares, las distintas constelaciones o la vía Láctea.
Aun recuerdo la ilusión con la que desenvolví el telescopio que me regalaron mis padres para reyes allá por los finales de los años 90. Yo ya era mayorcete, pero me hizo una ilusión terrible, pues soy un fanático de la astronomía desde bien pequeñito. La primera noche de observación estuve durante muchas horas, y logre ver muchísimas cosas. Estuve embobado mirando los cráteres lunares durante un tiempo, logre encontrar a Júpiter y ver hasta cuatro de sus lunas, me pelee con el telescopio por seguir a Marte, que se me escapaba una y otra vez, y pude enfocar a Saturno y apreciar el contorno de los anillos. Fue una noche exquisita.
La ciudad no nos suele ofrecer noches bellas, en las que el manto moteado de luces se extiende sobre tu cabeza sin encontrar el más mínimo signo de contaminación lumínica pudiendo observar las fases lunares, las distintas constelaciones o la vía Láctea.
Aun recuerdo la ilusión con la que desenvolví el telescopio que me regalaron mis padres para reyes allá por los finales de los años 90. Yo ya era mayorcete, pero me hizo una ilusión terrible, pues soy un fanático de la astronomía desde bien pequeñito. La primera noche de observación estuve durante muchas horas, y logre ver muchísimas cosas. Estuve embobado mirando los cráteres lunares durante un tiempo, logre encontrar a Júpiter y ver hasta cuatro de sus lunas, me pelee con el telescopio por seguir a Marte, que se me escapaba una y otra vez, y pude enfocar a Saturno y apreciar el contorno de los anillos. Fue una noche exquisita.
La Luna, nuestra luna, compañera de viaje de nuestro planeta
Siempre he sido un enamorado del Espacio exterior, de las estrellas, las nebulosas, los planetas y demás cuerpos celestes, así que cuando estaba aburrido, sacaba el telescopio y estaba un tiempo observando, mientras sorbía café calentito, que las noches en invierno son muy frías, pero cuanto más fría y despejada, mejor se ven los cuerpos celestes.
Saturno, tal como se ve con un buen telescopio. Con el mio era más pequeño.
Cuando regrese a Huelva de mi exilio laboral, pienso mejorar mi antiguo telescopio si es posible, o comprarme uno mejor y más potente, adaptarle la cámara digital, y tomar esas fotos que tanto deseé sacar de todo lo que pude ver con mis propios ojos. Las fotos del Hubble son chulísimas, pero lo que ves con tus propios ojos, aunque sea un lejano punto luminoso con una vaga forma de habichuela (Saturno), es una de las experiencias que todo amante de la Astronomía debe hacer.
Pero al mismo tiempo que observas, tienes la cabeza en otro mundo. Yo veo las fotos de Saturno, Júpiter, galaxias lejanas o nebulosas y me traslado allí mentalmente, pudiendo disfrutar de algunas de las visiones más bellas que nos puede ofrecer el universo.
Puesta de Saturno visto desde una de sus lunas
Y es que la vision que nos dan las películas de ciencia ficcion del Universo, a veces más realista, a veces menos, nos permite soñar. En 2001 tardan un monton en llegar a Jupiter (creo que seis meses), en cambio, el Enterprise en Star Trek tarda apenas cinco minutos, mientras que las sondas Voyager 1 y 2 tardaron dos años. La sonda Voyager 1 fue lanzada en 1977 y llegó a Jupiter en 1979 y a Saturno en 1980. la Sonda Voyager 2 llegó a Urano en 1986 y a Neptuno en 1989. El 15 de agosto de 2006, la sonda Voyager 1 llegó a la distancia de 15000 millones de km del sol, 100 Unidades astronomicas, y se aleja a una velocidad de 3,6 unidades astronomicas por año. Su pila radioactiva se estima que se extinguirá aproximadamente sobre el 2020. Actualmente, es el objeto construido por el hombre a mas distancia de la Tierra.
Sondas Voyager, los objetos más lejanos construidos por el hombre.
Las Sondas Pioneer, lanzadas años antes que las Voyager, y con menos instrumentos, terminaron sus misiones hace tiempo. Con la sonda Pioneer 11 se perdió contacto en 1995, y con la Pioneer 10 en el 2006. Esta ultima se dirige a la estrella Aldebaran, de la constelacion de Tauro, y se calcula que llegará alli en 1 millon y medio de años.
Sondas Pioneer
Nuestros viajeros roboticos estan solos en el frio y silencioso vacio del espacio, mandandonos datos, fotos, etc.. cuando se encuentran con algo interesante, y cuando se queden sin energia, continuaran viajando valientemente a ciegas hasta donde nadie ha podido llegar…
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