Al aire libre, sin humos, ni musica alta, al fresquito....
Yo siempre he sido de botellón, siempre me han gustado los espacios abiertos, el aire libre, y tomarte una copa que sabes lo que te bebes, con una conversación agradable, una guitarrita y un montón de gente haciendo lo mismo. El botellón ha sido dúramente criticado. Las asociaciones de vecinos, abanderadas de la lucha anti-botellón, y respaldadas por los ayuntamientos, esconden el verdadero motivo de la lucha anti-botellón. Que las personas queden recluidas como borregos en los bares, pagando casi diez veces mas por una botella de ron que lo que te costaría tomártela si la compraras en otro sitio. Básicamente, a las asociaciones de Pubs y discotecas les beneficia que sean las asociaciones de vecinos las que se hayan lanzado a la guerra contra el botellón, ya que así no se les puede acusar de nada. En programas como saber vivir y similares han ridiculizado el botellón, diciendo que es una tontería beber compulsivamente en tan poco tiempo en la calle, pero nadie dijo nada de beber compulsivamente en las discos y en los Pubs. El problema que tiene el botellón es la cantidad de basura que se deja tirada por la calle, que con un poco de civismo por parte de los asistentes, no habría demasiados problemas de las administraciones.
Pero si nos paramos a pensar un poco lo que hacemos los sábados por la noche, si lo pensamos realmente, se nos quitan las ganas de verdad. Entrando el locales donde la atmósfera es irrespirable incluso para los fumadores, te molestan los ojos por el humo, la música, te guste o no, está demasiado alta y te sirven un veneno que calienta el esófago a medida que baja, no creo que esa sea una buena definición de diversión. Pero los borregos van donde van los borregos. Algunos dicen que para bailar, pero generalmente no puedes, pues está atestado de gente y no puedes moverte sin pisar a alguien. Otros dicen que para beber, pero cuando pruebas el veneno que te sirven, y al precio que te lo cobran, se te quita hasta la sed. Otros dicen que para ligar, pero en un sitio oscuro, donde la otra persona posiblemente vaya pedo perdido, y encima, con la música tan alta que no puedes ni oírte a ti mismo, ligar se vuelve una tarea difícil. O le tocas el culo y te arriesgas al bofetón, o no ligas. Y esto nos ocurre la mayoría de los sábados.
Igualitos están estos que los de antes. Y eso que esta Discoteca es amplia
Lo que pasa es que una vez cada dos meses, más o menos, sueles tener una de esas noches especiales en las que estás tan de puta madre con los amigos, que se te pasan las horas volando, y cuando te quieres dar cuenta, ya te tienes que marchar, o la noche se acaba. Curiosamente, esas noches sueles haber hecho algo distinto, ir a otro garito, esperar a entrar más tarde en la discoteca de turno por que hayáis estado en otro sitio, quedar en el piso de alguien, una cena de empresa, etc.… Casi siempre suele coincidir con lugares que aún llenos de gente, no resultan agobiantes. Pero vamos, que a mí que no me gustaban las discotecas con dieciocho ni veinte años, no creo que me vayan a empezar a gustar en la treintena.
Aun recuerdo los botellones que hacíamos en la playa, con la guitarrita, las copillas, chicos y chicas, conocías gente, podías hablar, al aire libre, con el sonido del mar y de las olas de fondo. Eso se va perdiendo por el sonido de las discos a pie de playa, que en lo único que se diferencian de sus hermanas de ciudad, es que algunas no están techadas, para descanso de los no fumadores.
Al final, como siempre, todos tras la manada, a ver si el lobo se lleva al de al lado y te deja tranquilo a tí.
1 comentario:
Me ha encantado tu reflexión sobre el botellón.
Un apunte, odiaba a muerte "los guitarritas". Sí, sí,... chavalines que sacaban su "arte" a pasear y por cojones tenías que escucharlos. Claro, la calle y las plazas es de todos... pero esta gente nunca s eha parado a pensar que hay mucha gente que desea NO escucharles???
Publicar un comentario