martes, 19 de agosto de 2008

Honor

Hace unos días se nos mostraba la noticia de un tal Jesús Neira, que recibió una agresión de un degenerado cobarde que no contento con agredir a su propia mujer, agredió a este profesor universitario por la espalda cuando este intervino para impedir la agresión.

Mucho se ha hablado de esto, y de las posibles negligencias por parte de los servicios sanitarios que mandaron a Neira a su casa, donde posteriormente su estado se agravó, entrando en coma.

Pero de lo que no se ha hablado es del hecho de intervenir ante una agresión como la que estaba sucediendo, de un tiparraco que estaba pegando a su mujer. Muchas voces he oído sobre que lo que estaba ocurriendo no era asunto suyo, o que para esas cosas está la policía y los jueces. Pero esta claro que la policía y los jueces ante estas situaciones tienen poco que hacer (y ante otras muchas también) y muchas veces, la intervención de quien es testigo es fundamental.

Pero la justicia solo actua cuando la victima tiene poco que hacer ya, ya ha recibido un daño irreparable o tiene poco que ganar. Cuando este señor esta en coma en un hospital luchando por mantenerse vivo, la policia ha detenido a su agresor. No sabemos aun como terminará esta historia, pero hay algunas preguntas al respecto.

¿Y si el señor Neira le hubiera golpeado a su agresor? ¿Y si este hubiera denunciado a Sr. Neira? ¿Y si la justicia se hubiera lanzado con toda su fuerza contra el ciudadano de a pie, como suele hacer normalmente, buen samaritano, que interviene ante una agresión y tiene que defenderse, golpeando al agresor, terminando él en la cárcel?

Esta claro que en España, ser una persona normal, sólo te trae problemas, sobre todo cuando tienes esos pequeños problemas legales, como cuando te defiendes ante un atracador o el honor de tu mujer, y el agresor termina en el hospital, o cuando te meten en una lista de morosos, o tienes algún problema con el banco, ser una persona normal te perjudica. A los sinvergüenzas les va mucho mejor en esas situaciones.

Durante mucho se ha hablado de esas cosas, pero todos piensan lo mismo, que no se debe intervenir, que debes dejar que te atraquen, o que algún hijo de mala perra se meta con tu novia en un bar. Por que si haces algo, al final, terminas con “problemas” legales, ocasionados por alguien que deberia tenerlos él, pero al final los tienes tu.

El acto del Sr. Neira se llama honor, y es actuar cuando debes hacerlo, y no permitir una injusticia, ni mirar para otro lado. Un aplauso para él y suerte.

Y otro aplauso para otra persona honorable, un Sr. Nigeriano que ha devuelto a su propietario una cartera con casi 3000€ intactos. Gestos como esos ennoblecen a las personas, y las hacen dignas de mención. A ver si algún empresario se acerca a ese semáforo y le da un trabajo a ese chico, por que se lo merece. Si yo tuviera una empresa, le habría dado trabajo al día siguiente.

Desafortunadamente, en esta nuestra España, quedan muy pocas personas como esas, dispuestas a luchar por el honor de una dama, o a devolver lo que no es suyo. Así va el país, lleno de ladrones políticos, jueces corruptos, empresarios estafadores y mangantes, y trabajadores chorizos con bajas laborales y el PER cuando no lo necesitan, viendo como los demás les pagamos gustosos la pensión.

Ojala estuvieramos rodeados de Señores Neira y señores como el Nigeriano que vendía pañuelos en un semáforo.

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